sábado, 25 de julio de 2009

La guitarra.

Un cuerpo de mujer tallado en madera. La femeneidad lanzando notas a través de seis cuerdas.

Y la música. El lenguaje de las emociones.

Tal vez sea una mala fusión para mi. Y tal vez el hecho de que ella se llame igual que mi guitarra me juega en contra.

Tal vez el hecho de que ella me guste tanto como la música hace que la piense cada vez que improviso las melodías más efusivas desde mi interior.

"Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones".

Elías Alejandro Fernández


P.D.: Que la recuerde cada vez que toco mi instrumento favorito significa de todo menos bueno.

domingo, 12 de julio de 2009

Tengo miedo

Tengo miedo… Le tengo miedo a la existencia. A lo frágil de la vida. Al carácter efímero de todo lo que existe.

No sé si es bueno que lo sepa, mi querido amigo, pero estoy aterrado. Las horas pasan lentas, temiendo por mi futuro y mi destino. Es tan corta la vida… y tan única… No sólo no podré tener otra, sino que además no tendré el tiempo suficiente para enmendar esta. Y podría acabarse en cualquier momento.

Somos tan fugaces… Tan olvidables… Y nos creemos tan superiores, de todas formas. No sé si soportamos esa realidad gracias al carácter idiotizador de nuestra mentalidad, que hace que no pensemos en eso o gracias a una predisposición natural a no hacerlo. Y creo, ahora que lo digo, que son la misma cosa.

Tengo miedo. Miedo de acabar esta vida en solitario. Miedo de no ser nadie. Miedo de desaparecer de la nada. Miedo al dolor de la muerte… ¿Dolerá morir? ¿Qué se sentirá? ¿Será tan egoísta ese sentimiento como una vez me contó un taxista? ¿Expiare mis culpas? ¿Seguiré existiendo en alguna forma? ¿A cuantos de mis seres queridos veré desaparecer? ¿Lo soportaré? ¿Seguiré siendo el mismo? ¿Podré ser feliz?

Este mundo y sus misterios no son suficientes para atemorizarme. Pero la vida en sí, si lo hace. Somos tan frágiles… Como ése pájaro que veo posado en la rama de un árbol. Cualquier susto repentino podría llegar a matarlo… Cualquier tormenta demasiado fuerte… Cualquier animal hambriento…

Soy frágil. Etéreo. Rompible. Impresionable. Sensible.

Lo mejor es no pensar en estas cosas. Y vivir en una nube de colores, sin importarnos el mañana.

Pero hoy, querido lector o lectora… necesitaba hacer esta confesión.

Tengo mucho miedo.

Elías Alejandro Fernández

P.D.: Y no, no me estoy volviendo Emo. Cualquiera que se ponga a pensar en esta realidad no podría permanecer inmutable de espíritu ante ella.