miércoles, 30 de diciembre de 2009
martes, 4 de agosto de 2009
La mosca en el huracán
Dejame entrar
Quiero vivir
También es mi mundo
También es para mí
Dejame entrar
Quiero revivir
Este no es sólo tu mundo
No lo acapares más
Me puedo matar
Me puedo morir
Sobre mi tumba nadie va a llorar
Y el viento sopla y me lleva a mí
Como un recuerdo que nadie quiere oír
Si me muero mañana
No me vas a llorar
Vas a descansar del idiota que está de más
Quiero resucitar
Quiero volver ahí
Quiero recibir algo
Siempre doy y no recibí
Quiero vivir
No me voy a matar
El infierno puede esperar
Quiero volver
Quiero regresar
El cielo algún día va a llegar
Me caigo. Y no puedo más
Levanto. Y no puedo más
Soy una mosca que va
Perdida en un huracán
En una tromba que todos provocan
Y ni cuenta se dan
Elías Alejandro Fernández
P.D.: Esta canción la escribí hace más de 4 años.
Seré siempre el mismo enfermito mental, parece.
sábado, 25 de julio de 2009
Un cuerpo de mujer tallado en madera. La femeneidad lanzando notas a través de seis cuerdas.
Y la música. El lenguaje de las emociones.
Tal vez sea una mala fusión para mi. Y tal vez el hecho de que ella se llame igual que mi guitarra me juega en contra.
Tal vez el hecho de que ella me guste tanto como la música hace que la piense cada vez que improviso las melodías más efusivas desde mi interior.
"Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones".
Elías Alejandro Fernández
P.D.: Que la recuerde cada vez que toco mi instrumento favorito significa de todo menos bueno.
domingo, 12 de julio de 2009
Tengo miedo
Tengo miedo… Le tengo miedo a la existencia. A lo frágil de la vida. Al carácter efímero de todo lo que existe.
No sé si es bueno que lo sepa, mi querido amigo, pero estoy aterrado. Las horas pasan lentas, temiendo por mi futuro y mi destino. Es tan corta la vida… y tan única… No sólo no podré tener otra, sino que además no tendré el tiempo suficiente para enmendar esta. Y podría acabarse en cualquier momento.
Somos tan fugaces… Tan olvidables… Y nos creemos tan superiores, de todas formas. No sé si soportamos esa realidad gracias al carácter idiotizador de nuestra mentalidad, que hace que no pensemos en eso o gracias a una predisposición natural a no hacerlo. Y creo, ahora que lo digo, que son la misma cosa.
Tengo miedo. Miedo de acabar esta vida en solitario. Miedo de no ser nadie. Miedo de desaparecer de la nada. Miedo al dolor de la muerte… ¿Dolerá morir? ¿Qué se sentirá? ¿Será tan egoísta ese sentimiento como una vez me contó un taxista? ¿Expiare mis culpas? ¿Seguiré existiendo en alguna forma? ¿A cuantos de mis seres queridos veré desaparecer? ¿Lo soportaré? ¿Seguiré siendo el mismo? ¿Podré ser feliz?
Este mundo y sus misterios no son suficientes para atemorizarme. Pero la vida en sí, si lo hace. Somos tan frágiles… Como ése pájaro que veo posado en la rama de un árbol. Cualquier susto repentino podría llegar a matarlo… Cualquier tormenta demasiado fuerte… Cualquier animal hambriento…
Soy frágil. Etéreo. Rompible. Impresionable. Sensible.
Lo mejor es no pensar en estas cosas. Y vivir en una nube de colores, sin importarnos el mañana.
Pero hoy, querido lector o lectora… necesitaba hacer esta confesión.
Tengo mucho miedo.
Elías Alejandro Fernández
P.D.: Y no, no me estoy volviendo Emo. Cualquiera que se ponga a pensar en esta realidad no podría permanecer inmutable de espíritu ante ella.
sábado, 2 de mayo de 2009
Infidelidad sin importancia.
Jajajajjajaaja.
Sí, porque de saberlo no te preocuparía tanto. No te afectaría ni la mitad que a mi tus cosas.
Y menos me arrepiento porque besa muy bien..
Me sentí mal porque quise creer otra cosa desde tu corazón pero por lo menos pude avivarme un poquito y ver.
Tu amor por ella no se va a desvanecer.
Yo soy la 2da. I am just a cloud.
En fin.
Gracias.
Y la reputísima madre que los reparió a todos.
viernes, 10 de abril de 2009
Feriado licántropo
Dale una bala de plata en medio del pecho. Doloroso pero necesario. Morirá y olvidará su pasado. Agonizará muy fuerte, pero perderá su monstruosidad... Renacerá con el instinto que su pasado le marca. Con su normal miseria humana, pero, con la sapiencia de que los bajos instintos matan.
Y que siempre termina sólo en su cueva, mordiéndose a si mismo. Y es el que más lastimado sale.
Y que debe evitar tanta monstruosidad, aunque la tenga encarnada en su mente.
